Hoy
mismo, hoy, tras la casi cuarta cerveza, me vuelvo a acordar de
Bukowski que irremediablemente me lleva a Céline, quien nunca leí, y
hoy mismo, precisamente hoy, he comenzado a leer. Y escucho jazz en
Radio 3, y me veo con 34 sola en casa de nadie, sola de prestado,
sola ante la vida, sola ante un futuro que no veo gris ni negro, pero
que siempre asusta. Sola y bohemia como Valle Inclán, siendo la 1 y
media de la mañana, y pensando en coger otra cerveza y bajar a la
calle a fumar pitillos, sola, que no solitaria, que no ausente de
cariño, sola por que sí, porque es como debo estar ahora.
Y
tras varias cervezas recuerdo de nuevo a Bukowski, y comprendo, no
sin cierto temor, porqué veía él todo tan claro.
En
una habitación rodeada de artilugios y enseres de alguien que apenas
por no decir en absoluto conozco. A veces parece que las personas existen más allá de la
mera gente.
Quizás
sean los años que me dicen que lo que ahora siento son las
endorfinas, y lo creo más que nunca, porque lo percibo más que
nunca.
Lo
entiendo más que nunca.
Y
lo disfruto como nunca.
Y
disfruto de las sonrisas y de las risas. Y lloro hasta la extenuación
y disfruto también (aunque no en el momento ) de todo ello. Y echo
de menos, y me muero de ganas de abrazar y de besar y por supuesto de
follar. O de amar, quien sabe. Que se lo pregunten a Punset. ..Yo no
sé nada del amor.
Aunque sé que no es sencillo encajar todas las piezas de
un puzzle cuando tras una siesta te despiertas con prisa para
terminarlo. Siempre hay alguna pieza que se ha caído al suelo. Alguna que
no encaja, dos muy parecidas.
Siempre es complicado.
Por eso los
puzzles hay que hacerlos con calma.
Y
que no por mucho fluir amanece más temprano. Pero sí que dejando
fluir, aunque temprano, te levantas con menos contracturas, y con
sonrisas más grandes en la cara.
Y
quizás me equivoque, pero mientras pueda, haré lo que me de la
gana. Lo haré, y seré feliz. Todos los días de mi vida.
Y
de la tuya.
Fluye,
mucho,
tranquilamente.
Y
sé feliz.
Pontevedra,
1:59 del 3 de Julio de 2013. Y ahora me bajo a la calle.
Que aquí no puedo fumar.
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